viernes, 15 de febrero de 2008

Palabras

15 diciembre

Palabras

"Y en el principio era la palabra. Y la palabra era Dios y Dios era la palabra"
Mas, ¿qué es la Palabra? Puede que la forma en la que los seres humanos interactúan entre sí. Pero es mucho más que eso y menos que eso. Las conversaciones humanas suelen venir acompañadas de gestos, entonaciones y miradas que, en ciertos casos pueden revelar el significado último de las mismas. Sin la proxémica, lenguaje de gestos, entonación y todos los apéndices del lenguaje corremos un grave riesgo de ser malinterpretados. Como ejemplo, tenemos las comunicaciones instantáneas vía internet (lease MSMessenger o similar), que en ocasiones pueden ser interpretadas erróneamente por los interlocutores dando lugar a conversaciones sin sentido o a discusiones innecesarias.
Por consiguiente, podríamos decir que el lenguaje hablado necesita ayuda, parece que muchas veces las palabras son insuficientes. Ciertamente hay sentimientos y situaciones que somos incapaces de describir o expresar correctamente. Muchas veces esto es debido a que no somos capaces de interpretarnos a nosostros mismos, pero en ocasiones es sencillamente imposible. Puede que, entre otros motivos sea debido a la disparidad que existe entre palabra e idea. El ser humano es eminentemente cultural, y aprende a hablar antes que a pensar, al menos, racionalmente. Con esto quiero decir que cuando pensamos tenemos un diálogo interno con nosotros mismos. Para pensar necesitamos las palabras. Por lo tanto, tendemos a identificar cada idea con una palabra.
Pero podría ocurrir que hubiera ideas o sentimientos que no hayamos aprendido todavía a expresar con palabras. En realidad parece que esto último podría aplicarse únicamente a los sentimientos, pues, para nosotros, las ideas se expresan biyectivamente como un conjunto de palabras concatenadas de una forma determinada. No podemos pensar sin palabras, y eso implica que podemos perder mucho de nosotros mismos debido a que el lenguaje es finito. Aunque probablemente las posibilidades de cognisción del ser humano también lo sean.
Análogamente, también se produce el proceso contrario, hay muchas ideas, y quizá sentimientos que no seríamos capaces de entender, identificar o sentir si nadie nos hubiera dado una palabra para ellos. En otras palabras, el ser humano está intimamente supeditado a su lenguaje. Pondré un ejemplo. Los esquimales tienen siete palabras para el color blanco. ¿A qué puede deberse este alto grado de redundancia? La respuesta es sencilla: en realidad no tienen siete nombres para el mismo color, sino que son capaces de distinguir siete gamas de colores que otros humanos identifican como blanco. Esto será debido a que viven en un ambiente lleno de hielo, animales y demás que un hombre occidental identificaría como "blanco", pero para un esquimal puede que distinguir una tonalidad de blanco sea fundamental para la supervivencia o para la vida diaria. Espero que hayaís entendido el ejemplo.
En definitiva, el ser humano puede llegar a expresarse mejor si encuentra las palabras adecuadas para ello. Pues cuando una persona habla primero debe escoger que palabras va a utilizar y el interlocutor pasará a intentar averiguar que éra lo que le han querido decir. Todo ello implica que la comunicación humana no es perfecta, puede que se transmita una información errónea. Aquí entra en juego recursos como la fina ironía, el sarcasmo, los juegos de palabraas o los dobles sentidos. El poder de un buen orador es inmenso. Al menos será capaz de decir lo que quiere, incluso si los demás no se percatan de ello. Me encantaría dominar los trucos de los idiomas.
Aparte de servir para comunicar, las palabras pueden tener otras funciones. Pueden ser evocadoras, pueden ser cautivadoras o simplemente bellas. Afortunado aquel que sabe dar forma a las palabras para crear belleza, ya sea de una forma u otra. Sin las palabras el ser humano no sería nada. ¡Ójala tuviera el poder de transformar las herramientas humanas en obras de arte!
Por todo ello, y aunque soy consciente de que la mayoría de los que pueden leer esto no lo han hecho, os insto a escoger con cuidado las palabras exactas para decir aquello que quereís decir, aún siendo consciente de que soy el primero que no lo hace. La diferencia entre la palabra exacta y la palabra casi exacta puede ser sutil, pero en ocasiones puede crear un abismo inabordable entre significados. Huyamos de los términos coloquiales y de las palabras polivalentes carentes de todo significado. Encontremos el espíritu del lenguaje y démosle forma a nuestras ideas. Porque hablar es lo primero que debemos aprender y también lo primero que olvidamos.
Vergüenza debería darme, exhortaros de esa manera a utilizar correctamente cada palabra cuando yo mismo ni siquiera lo intento. Pero la intención era buena, y aquí queda esto escrito, pendiente de correción, pues las ideas de más de dos líneas siempre pueden mejorar, siempre que no se hayan convertido en arte. Mis palabras no son dignas ni de escribirse en el agua.
Ya podeís reír, si os place.
Carlos. (De momento es la palabra que mejor me define. Sigo buscando)

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